EL SAPO Y LA FLOR
En
un jardín vivía una bella flor ,un día vino al jardín un sapo que
cuando paso y la vio quedo admirado de su belleza y dijo eres la mas
bella de todas las flores ella respondió si lo soy pero tu eres un sapo
muy feo vete del jardín y el sapo muy triste se fue .Pasaron los días y
se largo una tormenta muy fuerte,la flor perdió su belleza a causa de la
lluvia y los insectos que comieron sus pétalos, pasado un tiempo el
sapo volvió y al ver a la flor tan fea le dijo todos somos importantes y
necesitamos del otro no importa la apariencia si tu me permites
quedarme en el jardín los insectos nunca mas te molestaran y seras
siempre bella,la flor muy arrepentida le dijo puedes quedarte a cuidar
el jardín ya no me burlare de ti.Y desde ese día el sapo y la flor son
los mejores amigos del jardín.
La princesa Rana
Un día, una
princesa salió a recorrer los jardines de su palacio. De repente
apareció una bruja, la hechizó y la convirtió en rana. La bruja le dijo
que no iba a volver a ser princesa hasta que un príncipe le diera un
beso.
La princesa lloraba y, de pronto, pasó por ahí un príncipe.
Ella le contó que en realidad no era una rana, sino una princesa, pero
el príncipe no le creyó y se fue.
Pasó mucho tiempo hasta que apareció otro príncipe. La princesa le contó toda la historia y entonces el príncipe le dio un beso, pero como sólo le creyó un poquito, a la pobre princesa le quedó cara de ranita.
Pasó mucho tiempo hasta que apareció otro príncipe. La princesa le contó toda la historia y entonces el príncipe le dio un beso, pero como sólo le creyó un poquito, a la pobre princesa le quedó cara de ranita.
La lechuza solitaria
No hace mucho tiempo existía una lechuza llamada Clara. Vivía en un tronco gastado y muy alto. Le encantaba salir de noche, como a todas las lechuzas.Ella estaba muy sola y siempre intentaba tener amigos, pero era muy malhumorada y le costaba mucho.La gente en el pueblo la quería mucho, pero cuando se lo demostraban, se le notaba el malhumor y se quedaba sola. Un día perdió la esperanza de poder encontrar un amigo y no quiso hablar más con nadie. ¡Ni siquiera con sus parientes! Pobre lechuza Clara…
Una noche fría y oscura, andaba merodeando por ahí detrás de unos arbustos. Estaba cantando su canción favorita: “La lechuza”, de María Elena Walsh. De repente, ¡Puff!, el señor sapo cayó del arbusto. Ella, muy sorprendida, lo ayudó, y el señor sapo le dio las gracias y empezaron a hablar de sus parecidos (eran muy parecidos con su malhumor). Desde entonces se hicieron amigos y vivieron felices.
UNA HORMIGA CON MUCHO AMOR
Hubo una vez una mamá hormiga que
tenía un hijo. Aunque tenían poco alimento y un espacio pequeño para
vivir, tenían mucho cariño. Un día la mamá hormiga se acordó que ya se
acercaba el cumpleaños de su hijo pero no tenía
alimentos para hacerle una comida especial. Y para colmo, a su hijo le
gustaba comer rico. Su mamá se acordó que el año pasado, no había podido
cocinar algo sabroso para su cumpleaños y su hijo ese día la pasó
triste. Era necesario salir a buscar algo especial para cocinar. Así que
le pidió a su hijo que se portara bien mientras ella salía un momento
(su hijo no sabía que se iba a buscar algo rico para comer).
A pesar del calor y el esfuerzo, la mamá hormiga buscaba y buscaba alimentos sabrosos para hacer una comida especial, pero no encontraba. En el camino solo encontraba granos de trigo, arroz, pedacitos de pan, unas hojas de colores y dos nueces pequeñitas; pero ella quería algo especial para el cumpleaños. Se acercaba la noche y la mamá volvió triste con poco alimento. Al día siguiente la mamá le preparó a su hijo algo que inventó en la cocina.
A pesar del calor y el esfuerzo, la mamá hormiga buscaba y buscaba alimentos sabrosos para hacer una comida especial, pero no encontraba. En el camino solo encontraba granos de trigo, arroz, pedacitos de pan, unas hojas de colores y dos nueces pequeñitas; pero ella quería algo especial para el cumpleaños. Se acercaba la noche y la mamá volvió triste con poco alimento. Al día siguiente la mamá le preparó a su hijo algo que inventó en la cocina.
LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO
Un día de verano, un granjero que iba como de costumbre a revisar el
nido de sus gallinas en el granero encontró allí un huevo algo extraño
ya que era amarillo y brillante. Cuando fue a cogerlo era tan pesado
como el plomo y el lo iba a tirar a la basura, porque pensaba que una
broma que le había jugado alguien, pero en vez de eso se lo llevó a su
casa, pensándolo mejor y pronto se dio cuenta que era un huevo de
oro puro y a partir de ese día cada mañana ocurría lo mismo, y pronto se
hizo muy rico con la venta de sus huevos. A medida que se hacia rico
se hacia mas codicioso y pensando en obtener de una vez vez todo el oro
que la gallina le podría dar, tomo la decisión de degollarlo y lo
abrió sólo para no encontrar nada.
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